Título Original: Snow Crash
Serie: Independiente
Autor: Neal Stephenson
Editorial: Gigamesh
Colección: Gigamesh Ficción
Año: 2010
Género: Ciencia Ficción
Sinopsis: El gran best–seller ciberpunk de los noventa. Una novela desinhibida y rebosante de ideas que se ha convertido en el texto más popular de la ciencia ficción moderna.
En el futuro cercano, los americanos sólo destacan haciendo cuatro cosas: música, películas, programas... y repartir pizza en menos de treinta minutos. En el mundo real, Hiro Protagonista trabaja de repartidor para Pizzas Cosa Nostra Inc., pero en el Metaverso es un príncipe guerrero. Y en el Metaverso se enfrenta con algo aún más terrible que la posibilidad de llegar tarde a una entrega: el enigma de un virus que amenaza con provocar el infocalipsis.
Sólo en muy contadas ocasiones aparece un escritor que desafía cualquier tipo de comparación y cuya originalidad es capaz de redefinir nuestra forma de mirar el mundo. Neal Stephenson es uno de estos escritores, y Snow Crash la novela con la que ha revolucionado la ciencia ficción.
Es una novela generosa, ágil y tremendamente divertida que ganó de inmediato el carácter de libro de culto en la red y saltó inevitablemente a las listas de best–sellers.
La novela que revitalizó el ciberpunk... con unas gotas de sentido del humor
CRÍTICA
Un libro de ciencia-ficción fraguado hace 30 años, terminado hace 20… y que parece escrito pasado mañana. Pocas recomendaciones mejores para una novela de este género.
Neal Stephenson se sale.
Esa fue mi conclusión al terminar la última página. Tanto es así, que le di la vuelta para ver si tenía suerte y había algo más escrito.
Ya adoraba a este autor desde que publicó hace años una de mis novelas favoritas –pero, por desgracia, poco conocida– ”Zodiac” (si la podéis conseguir la recomiendo sin dudar aunque no sea ciencia-ficción)
No nos hablan de un futuro apocalíptico. Nada tan radical. Tan sólo es la degeneración de nuestra sociedad, tal y como la preveía el autor hace 20 años… y que hoy en día, por increíble que parezca, sigue siendo vigente. Aún no hemos llegado a ese punto, pero tampoco te extrañaría que llegásemos.
Un futuro en el que el gobierno apenas pinta nada. Las grandes corporaciones del crimen han tomado el control y se reparten el territorio en forma de franquicias relativamente benévolas – a no ser que infrinjas sus reglas–.
Tan bien está construido este mundo ficticio que, los pocos detalles históricos que no cuadran, hacen que parezca que el autor quiso escribir de forma consciente una ucronía y no que la historia fue publicada hace dos décadas.
"La Calle”, un mundo virtual (el "Metaverso") en el que los programadores han creado sus propias parcelas y las empresas tienen sus representaciones, donde los usuarios se crean un “avatar” con el que desplazarse y que, cuanto más parecido es al original, más complejo es de realizar (El parecido con los "Sims" y los “Habbo” es escalofriante si se tiene en cuenta la época en que fue escrito).
Y tenemos dos protagonistas.
Hiro un mestizo negroasiático (y alguna cosa más). Un hábil hacker por vocación pero en paro que, bien pasados sus treinta, está arruinado y se dedica a una de las profesiones más peligrosas… repartidor de pizza. Sí, habéis leído bien. A mí también me chocó al principio, pero el autor te razona de forma convincente que, si los dueños son “La Cosa Nostra” y consideran el llegar un segundo tarde como algo muy malo para los negocios… No todo el mundo puede ser repartidor en su empresa.
Pero Hiro no es cualquiera. Con sus dos katanas a la espalda –y no son por decoración–, muy buenos reflejos, unas capacidades informáticas muy por encima de la media –el mundo online es el único en el que no se le considera un inútil perdedor– y una necesidad apremiante de adrenalina… se enorgullece de su trabajo bien hecho.
Hasta que se cruza con T.A.
Una Korreo de 15 años que se dedica a hacer repartos sin hacer demasiadas preguntas, “surfeando” sobre su tabla entre el tráfico, echándole el gancho a los vehículos que puedan remolcarla. Cuida de sí misma, la adrenalina es su razón de vivir y no se complica con otras cosas. Con el arrojo adolescente que le hace ver el peligro como algo atractivo y las consecuencias futuras como algo muy lejano…, es dura, fiel, sin demasiados principios y en el fondo una adolescente inconformista y rebelde.
Pero su encuentro acabará por cambiar la vida de ambos y de mucha gente implicada.
Creo que una de las cosas que más me gustan de este escritor es lo bien que construye sus "anti-héroes". Fracasados, totalmente marginales... excepto en el campo en el que destacan, con una tendencia a ser héroes (o a meterse en líos según piensan ellos) matizada con una buena dosis de cobardía y pánico abyecto; pero, sin embargo, con un buen fondo (pese a su moral grisácea) que hace que te enamores de ellos.
Y qué tiene que ver con todo esto la cultura sumeria, la escritura cuneiforme, la arquitectura cerebral, la semántica, las bibliotecas, la mitología, los pitbulls, la segunda guerra mundial, la bomba atómica, la religión, los cuchillos de vidrio y un asesino llamado cuervo con un tatuaje en su frente que dice: “No puede controlar sus impulsos…”.
Una droga llamada “Snow Crash” que en realidad no es una droga.
Si a todo esto le añades un montón de personajes, incluidos los protagonistas, que oscilan entre todas las tonalidades grises, una descripción cinematográfica de las escenas de peleas o virtuales, una documentación exhaustiva –desde el punto de vista de una profana, me lo tragué todo-… Hace un paquete más que redondo.
¿Pegas? Sólo puedo poner tres… y, en realidad, ni siquiera llegan a eso, sólo son… “deseos”.
- Necesito un epílogo. Unas páginas más que me explique qué les pasa a los personajes tras el explosivo fin.
- Todo en el final huele a… “no descarto una segunda parte”. Aunque es un final redondo, quedan algunos hilos sueltos que te dejan con la intriga de que haya más cosas que contar.
- Es una novela de ciencia-ficción con todo lo que esto implica. Lenguaje a veces rebuscado. Un montón de densas explicaciones al principio de porqué el mundo ha evolucionado de esa forma. Y un montón de explicaciones pseudo-científicas a lo largo de la novela, para ambientar a los profanos en la materia. Sin embargo, el logro de Neal Stephenson es que a pesar de esto, o precisamente por esto mismo, la historia te engancha y te vuelvas adicto a lo que te está narrando.
Resumiendo, una muy buena novela que empecé con ganas por el autor pero pereza por el género… y que no pude soltar hasta el punto y final.
P.D: ¿Os había comentado que además te ríes? Un humor negro, ácido e incómodo, pero que entre la tensión, el misterio y la sangre... aún consigue hacerte sonreír.
El listado actualizado de los libros y de los autores a los que les he hecho ficha está en Hojeando por si queréis echarle un vistazo.
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