La Cuentista

Pues eso mismo, mi faceta como "La Cuentista".

No "cuentista" con minúsculas (que es cuando invento mil y una excusas para explicar porqué llego una hora tarde -en general por leer-, que mi perro se ha comido mis deberes o que esa a la que vieron haciendo el ridículo en público no soy yo sino mi gemela...); sino con mayúscula, sección en la que agrupo algunos de los relatos cortos que he ido escribiendo a lo largo del tiempo.

Suelen ser tener un estilo algo distinto al que utilizo en novelas y los hay de todas las temáticas y géneros, por lo que espero que haya alguno para cada gusto.

Me temo que el sentido del humor viene de serie. Perdón si se me escapa.

Poco a poco os los iré poniendo.

El sabor de tu ombligo - "Microrrelato"
No soy fetichista. Bueno… al menos no lo creo; sin embargo estoy obsesionada con tu ombligo.
No es habitual, lo sé.
Cada vez que empiezas a impartir la clase y te subes la bicicleta de spinning, las gallinitas que me rodean –más o menos viejas– cacarean sin cesar sobre tus bíceps esculpidos, tu mandíbula sin afeitar, esas piernas de escalador o, cuando la suerte nos sonríe y te das la vuelta, sobre tu culo respingón.
Y todas hemos puesto alguna vela a San Judas Tadeo por esa espalda de surcos imposibles.
(continúa...)

Barriendo con garbo - Microrrelato
Soy una firme defensora de ensuciar la ciudad.
Tiro papeles al suelo, por supuesto; pero prefiero los chicles, siempre que se mezclen con algo más voluminoso.
Todo lo que implique agacharse para recogerlo.
-¡Barre, moreno. Barre con garbo…!, canturreo con alegría.
Juro que ese trasero debería enmarcarse y los barrederos, gracias a él, convertirse en la profesión más sexy.
(continúa...)

La Sombra del Palo
Había una vez una sombra. No era la sombra de una gran montaña, ni de un imponente edificio, ni la danzarina sombra de un gorrión o la inquieta de un humano; tan sólo era la sombra de un palo. Un simple trozo de madera clavado en el suelo... (continúa...)

La competencia es dura en Navidad
Es la noche del 5 de Enero a las tantas de la madrugada. El niño Jesús descansa en su vanguardista pesebre de plástico; los oropeles del árbol cuelgan ya deprimidos y el único turrón que queda en las bandejas es el blando. Mientras tanto, en la terraza de un primer piso se escuchan los susurros amortiguados de tres siluetas. (continúa...)

Moraleja de Leones
Había una vez en las calurosas sabanas de África, un león y una leona que vivían muy felices frente a la cueva que horadaba una montaña. (continúa...)

Génesis robótico
Un cuento de ciencia-ficción con moraleja.
- Mamá –preguntó C456-. ¿De dónde hemos salido los robots?
C560, cogió al pequeño robot y lo sentó sobre su regazo metálico.
- ¿Y a qué viene esa pregunta, cariño?
(continúa...)

Por: Victoria Hyde

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